He empezado a escribir y he borrado varias frases para describir esta boda, y creo que ningunas de mis palabras le hacen justicia. Desde el traje de novia de Navascués hasta la preciosa finca... esta boda me encanta. Junto con la fotografía de Sara Lobla es... perfección.
Os invito a verla vosotros mismos y leer lo que nos explica la novia:
Dice la novia: La celebración tuvo lugar en la finca Aldeallana, en Valdeprados, Segovia. No imaginabamos la típica boda urbana, así que desde el principio buscamos algo en plena naturaleza con una decoración cuidada y un trato familiar. En Aldeallana estuvimos muy a gusto y la gente quedó impresionada por lo bonito de la puesta de sol y como quedó todo.
Sobre el vestido de novia: Tenía bastante claro que quería un vestido camisero y desde siempre me han gustado las faldas de tul, así que fue fácil decidirme por la propuesta que me hicieron en Navascués. Fue estupendo elegir esta casa y las pruebas fueron siempre genial.
Los zapatos: Me compré unos zapatos de purpurina de Miu Miu que no pude ponerme a última hora porque se enganchaban con el vestido y lo electrocutaban. Al final tuve que estar toda la boda con las alpargatas que me hicieron en Navascués para cambiarme con la misma tela que el vestido, eso sí, fui la novia más comoda.
La corona me la hizo mi amiga Susana de Suma Cruz, es una artísta con los tocados y me pilló muy rápido el punto de lo que andaba buscando. Se porto genial y me hizo dos, al final elegí la que llevé puesta pero la segunda opción era también preciosa. Había visto las coronas que solían llevar las novias a finales del siglo XIX con flores de cera, perlas, etc...Susana reinterpretó mi idea y la perfeccionó!
Del ramo y la decoración de la iglesia se encargaron los Viveros Madrona, la hija, Diana, creó un ramo muy especial con un toque campestre y romántico.
Nos casamos en la iglesia de Santo Tomás de Canterbury, en el pueblo segoviano de Vegas de Matute. Era una iglesia de estilo gótico muy bonita y cercana a la finca de la celebración.
Del catering se encargó Samantha de España, su propuesta fue la más original y los platos nos encantaron. Se adaptaron a todas nuestras necesidades y estaban siempre dispuestos a innovar con las cosas que sugerimos. Fueron un gran apoyo y nos comprendieron a la perfección. Montaron también a la entrada del parking un puesto de limonada precioso para recibir a los invitados.
Aldeallana es una finca muy diferente, en medio del campo no se oye ni un coche ni se ven edificios, es estupendo estar tan aislado con la gente que quieres que te acompañe en ese día. La casa está abierta durante toda la celebración para que la gente entre y disfrute también de ella, y la cena tuvo lugar en la carpa, que no tiene nada que ver con las típicas carpas de boda y que Rocío, dueña de la finca, decoró muy bien.
Decoramos las encinas con velas colgantes y alguna guirnalda de tela, además repartido por la finca había bodegones de elementos campestres.
El atardecer fue precioso y coincidió con el momento del cocktail en la esplanada de césped de lo casa, fue un momento idilico en que además tocó la banda de Jazz La Cosa Nostra.
Nosotros pasamos la noche en Aldeallaba y fue espectacular despertarnos en ese entorno tan bonito con un increible desayuno preparado. Además la finca ha arreglado una casita cercana para que se pueda quedar familia o amigos, en nuestro caso se quedaron mis mejores amigos.